San Pedro de Macorís.
En entrevista concedida en su residencia de la calle Ramón Castillo de San Pedro de Macorís, el comunicador Manuel Ureña informó que luego de haber sido internado en el hospital Dr. Jaime Oliver Pino de esta ciudad, tras haber sido diagnosticado COVID-POSITIVO el pasado día 7 de abril del presente año, recibió un trato de mucha dejadez y falta de atenciones en dicho hospital.
Según sus palabras, sus últimos 4 días, antes de ser trasladado al Centro Médico UCE de Santo Domingo, ni siquiera pudo bañarse debido a que los baños no contaban con agua y los inodoros estaban llenos de heces.
Agregó que unos análisis que requería les fueron negados debido a que alegadamente, el doctor de turno en la mañana del citado hospital se habría negado a realizarle dichos estudios por su condición de covid-positivo y que el director de dicho hospital le habría reclamado que él no había puesto en conocimiento al personal de que él era un comunicador, dejándolo con la palabra en la boca, pero que por las diligencias realizadas por el director de la Defensa Civil, Pablo Polanco y la gobernadora provincial, Dra. Aracelis Villanueva, lograron que un médico que se encontraba de vacaciones se apersonara al hospital y le hiciera los análisis que necesitaba.
Sostuvo que llegó al centro aquejado del COVID-19, pero que actualmente tiene el virus sarscov-2 alojado en lo pulmones, por lo que acusa al centro de salud de haberlo contagiado con otra cepa (variante) del virus por la falta de higiene imperante en la habitación donde estuvo ingresado.
Así mismo, nos informó que recibió un buen trato del departamento de Servicio al Cliente.
El también líder comunitario, presidente de la Unión de Juntas de Vecinos de San Pedro de Macorís, pide a las autoridades de salud, en especial al Dr. Mario Lama, intervenir dicho hospital para que los pacientes no sigan llegando con una condición de salud y salgan peor, como en su caso, al borde de la muerte.
Actualmente, Manuel Ureña se mantiene recluido en su residencia, donde se acoge a un confinamiento supervisado, por 30 días, hasta ver la evolución de su estado de salud.
